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Foto del escritorLa Reacción Prensa

TOMA DE SAIZA: PUEBLO QUE NUNCA OLVIDA LA GUERRA

Toma de Saiza

Un pueblo marcado por la tragedia. La madrugada del 23 de agosto de 1988, en el corregimiento de Saiza, jurisdicción del municipio de Tierralta, Córdoba, empezó la historia más sangrienta y cruenta de las tomas a poblaciones y ataques a patrullas militares en Colombia por parte de las guerrillas terroristas. 


Ese día quedó marcado para siempre en la mente de sus pobladores, para el departamento, el ejército y para Colombia entera. Los guerrilleros en su afán de contrarrestar la presión que les mantenía la fuerza pública, se tomaron el pueblo con el fin de atacar al ejército y a la policía que allí se encontraba. 


En esa incursión fueron asesinados militares, policías y civiles, secuestrados otro tanto más. Los terroristas sufrieron bajas también; estas, reportadas por sus comandantes, guerrilleros y también tuvieron muchos heridos, lograron cargarse con un gran botín ya que robaron gran cantidad de armamento de todos aquellos miembros de la fuerza pública que asesinaron y secuestraron. La población civil había quedado en medio y fue la más afectada. El pueblo quedó arrasado por completo. civiles también fueron asesinados. Fue un ataque atroz. Este hecho marcó la historia de Saiza como uno de los pueblos más golpeados por la violencia en Córdoba. 

Bienvendos a Saiza

Toma de Saiza: pueblo que nunca olvida la guerra, esta población cordobesa ha sido presa de varios ataques violentos de los grupos terroristas del EPL FARC y luego de las Autodefensas Unidas de Colombia. El 28 de agosto de 1988, la coordinadora  guerrillera Simón Bolívar y el EPL el 14 de junio de 1999 por las Autodefensas, paréntesis. 


Saiza, un pueblo ubicado a 58 kilómetros de tierra alta, en el Alto Sinú, sobre las laderas del Parque Natural Paramillo, a las orillas del río Verde. Habitado en su gran mayoría por indígenas de la etnia embera katios y campesinos cultivadores y productores de productos de pancoger como la yuca y la coca para la época de los hechos. Limita por el occidente con Carepa Antioquia que es la localidad más cercana. 


Al momento en que esa asociación terrorista entre las FARC y el EPL de manera simultánea atacaron a las tropas del batallón de infantería número 33 Voltígeros, hoy 46 y a la estación de policía comenzó el manto de terror y estigma para los saizeños (todos eran señalados de auxiliadores, primero del ejército y luego de las autodefensas algo típico en las zonas de conflicto) La noche del 22 de agosto fue el principio de  la historia más cruel y despiadada grabada en la mente de los saizeños, pero este año también fue el inicio de una década trágica para las fuerzas armadas colombianas en toda su historia.

Carrerateras de Saiza

Saiza, fue el protagonista de la primera y más fuerte arremetida terrorista en el país. Fue la primera vez que una fuerza insurgente adelantó un ataque de tal magnitud y con tan graves consecuencias. En esa época el presidente de la época, Dr. Belisario Betancur Cuartas ( P. conservador ), adelantaba conversaciones de paz con las guerrillas en el noroccidente del país, Urabá, sur de Córdoba y bajo cauca antioqueño, las que se deterioraron luego de la ruptura de la tregua con el EPL en noviembre de 1985, tras el asesinato de Oscar Julián Calvo (1953-1985, fue un político colombiano, del Partido Comunista Marxista-Leninista de Colombia.


Luego con las FARC en 1987 ya durante el mandato de su sucesor Dr. Virgilio Barco Vargas (P. liberal),  Las FARC y el EPL concentraron aproximadamente 150 a 200 guerrilleros con el fin de llevar a cabo su macabro plan de tomarse a la población de Saiza. Todo fue fríamente calculado. En ese entonces, según los propios guerrilleros, manifestaban que los saizeños eran una comunidad apática al movimiento insurgente y más aun siendo un fortín liberal para ellos auxiliadores de las entonces Autodefensas Unidas de Córdoba y Urabá.


COMENZÓ UNA HISTORIA BAÑADA EN DOLOR Y SANGRE

Fuerzas militares de Colombia

La noche del lunes 22 de agosto de 1988 un oficial, dos suboficiales y 28 soldados del batallón de Infantería No 31 Voltígeros, terminaron su patrullaje y se dispusieron a acampar en cercanías del corregimiento de Saiza antes de que oscureciera en una explanada en la parte alta del sector. Previamente habían revisado el área organizando lo que sería su sitio de descanso por esa noche. 


Se repartieron las funciones de guardia, cansados por la faena, procedieron a descansar con la tranquilidad de no haber tenido contacto con el enemigo y tampoco haber observado algún movimiento extraño en la zona. la aparente tranquilidad traería consigo una tragedia impensable. Desde el mes de mayo del mismo año, cuando unidades del mismo batallón habían tenido contacto armado con terroristas de las FARC en inmediaciones de Nueva Antioquia, no se habían presentado más enfrentamientos. 


Muy a pesar de lo anterior, los pobladores de Saiza habían expresado a la tropa, su temor, también esto lo sabía la policía acantonada en la población, ante las reiteradas amenazas de guerrilleros que, por su nula colaboración a la causa subversiva, los habían declarado objetivo militar. La noche estaba nublada, pero aún no llovía.


 A eso de las 3:30 de la mañana del martes 23, uno de los soldados que prestaba la guardia sintió que algo se movía cerca de su puesto de guardia, dentro de los matorrales; Descubriendo que se trataba de un hombre armado, al instante abrió fuego. La respuesta fue inmediata. Un grupo de 200 guerrilleros que sigilosamente ya los habían rodeado, los atacaron de manera inmisericorde. 


El enemigo se trataba de dos columnas de los frentes V y XVIII de las FARC, apoyados por alias Alzate del EPL con otro número considerable de bandidos, todos en ese momento pertenecientes a la coordinadora guerrillera Simón Bolívar, que era la unión de los terroristas de las FARC, EPL, ELN, M 19, PRT y el Quintín Lame.

Guerilla de las Farc

El Frente 35, al mando de Efraín Guzmán. Salomón González con el XVIII, Jacobo Arango y los del EPL, obedecían a Bernardo Gutiérrez. Aunque la patrulla militar respondió el ataque, el factor sorpresa estaba en su contra. Para agravar aún más la tragedia que empezaba, uno de los primeros disparos del ataque había impactado en el radio PRC-77, que era el que brindaba las comunicaciones de la patrulla, dejándolos a merced del enemigo y sin la más mínima posibilidad de pedir apoyo inmediato. 


Carepa, que era la población más cercana, se encontraba a 20 minutos en helicóptero, hasta donde estaban. De manera simultánea, también era atacado el puesto de la policía de la población, donde se hallaban acantonados un suboficial y 17 agentes. También fueron tomados por sorpresa, pero estos en mejores condiciones que los militares que se encontraba a campo abierto, aquellos estaban protegidos por gruesos muros de concreto dentro de la estación. Los policías intentaron repeler al enemigo, pero solo generó una masacre. 


Los guerrilleros, en una actitud despiadada, disparaban a todo lo que se movía, incluyendo por supuesto a la población civil. Arrojaban granadas de mano y de fusil, en un episodio dramático y desgarrador, una mujer murió incinerada junto con sus dos pequeñas hijas, cuando una bomba incendiaria hizo arder su rancho. 


Las instalaciones donde se encontraba la estación de policía, recibió una lluvia de granadas y ráfagas de ametralladora pesada. Los insurgentes estaban apostados en los puntos clave de la población. Posteriormente con la más grande y desmedida sevicia, los atacantes entraban a las viviendas de algunos pobladores a quienes señalaban de ser auxiliadores de la fuerza pública y de las autodefensas. Entre las víctimas, hubo una mujer embarazada acribillada en la mitad de la calle, saquearon el comercio y destruyeron los bienes de familias enteras, dejándolos en la ruina total. 


Por todos los lados de la población se había desatado una ola de sangre y muerte, sonaban ráfagas y estallidos. Había fuego en las casas, la población se había convertido en un infierno para sus habitantes que al momento todavía no entendían que les podría suceder ante el conocimiento de las amenazas previas.  

MIlitares de Colombia

El balance del ataque había sido devastador. 12 civiles fueron ejecutados a sangre fría. A los policías, una vez que agotaron sus municiones, se vieron obligados a rendirse. 11 fueron secuestrados. 4 quedaron heridos y después murieron al no haber podido ser atendidos por sus compañeros durante el ataque. Mientras se desarrollaba el asalto a ese pueblo, al otro lado, algunos miembros de la unidad militar que había sido atacada inicialmente, a un kilómetro de distancia, trataron de llegar a Saiza con la intención de conseguir refuerzos, pero fue imposible. 


Dos puestos de emboscada montados por los guerrilleros a la entrada sobre el camino los obligaron a retroceder. Todo fue muy confuso, comentó uno de los soldados sobrevivientes. Si avanzábamos hacia el pueblo, nos disparaban, y si retrocedíamos, también los guerrilleros que nos habían atacado desde la madrugada nos venían persiguiendo y disparando ráfagas de fusil. Pese a encontrarse heridos, los últimos suboficiales y soldados mantuvieron sus posiciones de defensa en el sitio de la explanada a donde habían llegado la noche anterior a descansar, esta que se convirtió para algunos en su última morada, y para los otros una huella indeleble en sus vidas.

Soldado en el frente

El ataque había sido fuerte, pero habían luchado valerosamente evitando que todos fueran aniquilados, con lo que le quedaba de munición, una ametralladora M60 y mil cartuchos, mantuvieron a raya a los subversivos que los atacaban desde sus posiciones por varias horas.

en carepa reinaba la zozobra, una patrulla estaba perdida.


Por otro lado, en Carepa, en las instalaciones del entonces batallón de infantería número 31 Voltígeros, hoy 46, a la que pertenecían la unidad atacada, se empezaban a sentir mucha inquietud. La patrulla que se encontraba en cercanía a Saiza había dejado toda comunicación, habían perdido toda comunicación, ellos debieron haber respondido al `programa radial del batallón a las 05:00 am con su comandante, y no lo habían hecho.


El batallón entró en alerta. Todos estábamos muy preocupados ya, comentó un suboficial del batallón de la época. La decisión asumida fue enviar inmediatamente un helicóptero con una patrulla de reconocimiento al área, donde un día anterior la unidad había reportado su última ubicación. Así fue, pero, cuando la aeronave se acercaba al lugar reseñado en la comunicación, fue inmediatamente recibida con ráfagas de ametralladora y fuego de fusil por parte de los guerrilleros agazapados en la maraña. 


Esto obligó al piloto a elevarse y alejarse del lugar, de haber sido impactado la tragedia hubiese sido mayor.   comunicando al batallón que algo grave había pasado, la patrulla en ese momento se continuaba desconociendo la suerte real de la patrulla perdida. Se devolvieron de inmediato. 


Fue cuando se informó al General Jesús Armando Arias Cabrales, era el comandante militar responsable de la zona de Urabá en ese tiempo, a su vez, él, por su parte, ordenó envío en helicópteros artillados de una compañía de soldados especializados en contraguerrillas y de otra del Batallón Voltígeros para apoyar a la tropa comprometida en el área de operaciones, para ese momento, desconocían por completo lo que ya había sucedido en saiza. 

General Arias Cabrales

Pero, un factor natural complicaría el teatro de operaciones que cada vez se oscurecía más para nuestro ejército nacional, el mal tiempo y la caída de la noche no permitió la entrada de las unidades de apoyo a la zona de combate en Saiza. La orden de apoyo fue dada, pero fue imposible su cumplimiento a tiempo. 


El comandante del batallón Voltigeros y su plana mayor reunida se encontraban en una situación de absoluta impotencia, estaba en riesgo la vida e integridad de una unidad completa. Hecho esto, que les permitió a las guerrillas en Saiza terminar su macabra misión de muerte y destrucción. muy a pesar de ello, se hicieron intentos de enviar refuerzos por tierra, pero su avance fue lento, por el temor de nuevas emboscadas. Ya el conocimiento que tenían de los hechos los mandos militares y policiales en Bogotá, era de máxima gravedad.


El desenlace de la tragedia 

Noticia de la toma de Saiza

En las primeras horas de ese miércoles 23 de agosto de 1988, casi 24 horas después de iniciada la crisis, las condiciones meteorológicas de la zona volvieron a impedir el despegue de los aparatos que solo hasta las horas de la tarde de ese día pudieron hacerlo, y así poder llevar los refuerzos.  pero cuando estos llegaron, ya todo había terminado. 


El combate en las afueras de Saiza, cuya duración había sido de todo el día anterior y su noche, dejó un saldo de 12 soldados muertos, 5 heridos y 11 secuestrados. Estos últimos, habían sido capturados luego de que se les agotó la munición. La guerrilla, aunque tuvo amplia superioridad numérica y el haber podido contar con el factor sorpresa, también sufrió cuantiosas bajas, se dice que fueron por lo menos 25 muertos y medio centenar de heridos. 


Los soldados lucharon como guerreros por salvar sus vidas. La toma de Saiza concluyó con una gran victoria para las fuerzas guerrilleras que mataron a 14 uniformados y secuestraron a 22 entre militares y policías. Para ese entonces el  delincuente líder guerrillero Iván Márquez, esta fue considerada una de las primeras, más grandes y contundentes operaciones de la FARC contra la fuerza pública. 


Fue la primera vez que pudieron copar una posición fija del Ejército Nacional y aniquilar a un pelotón completo de la tropa. Los uniformados secuestrados en el ataque fueron liberados a mediados de septiembre de ese mismo año. Para el secretariado de las FARC, esta operación subversiva fue la pionera dentro de lo cual luego se convirtió en una constante para los años siguientes. 

El pueblo de Saiza actualmente

Este documento no tiene un objetivo diferente a recordar a los héroes caídos, a los valientes sobrevivientes, militares, policías y civiles de ese fatídico 22, y 23 de agosto de 1988. Su recuerdo siempre estará en la memoria y el corazón de todos los soldados de Colombia, quienes un día juramos defender nuestra amada Colombia. 


Paz en la tumba de los héroes caídos. El Ejército Nacional de Colombia, muy a pesar de las adversidades que ha generado un conflicto armado tan prolongado como es el que ha vivido Colombia los últimos 60 años, nunca dejará de cumplir su misión, al ser garante de la paz, la protección de los derechos humanos, la salvaguarda de la soberanía nacional y la democracia.  Recordamos a los héroes de Saiza. Siempre estarán en nuestra memoria. Paso de vencedores. 


Con el lema de la Infantería colombiana, reina de las armas, PASO DE VENCEDORES.

“UN DIA DEJE COLGADO MI UNIFORME, MÁS NUNCA OLVIDARÉ LO QUE LOGRÉ CON ÉL, Y MUCHO MENOS OLVIDARME DE ÉL”


AGRADECIMIENTOS.

Por su grana apoyo y colaboración para que el contenido de esta columna se hiciera con el mayor respeto que merecen los soldados de Colombia, las víctimas militares, policiales y civiles pobladores familiares de las víctimas fatales de saiza en el departamento de Córdoba, la décimo primera y décima séptima brigada con su batallón de infantería No 46 Voltigeros del ejército con sede en montería y carepa respectivamente.


BG. Eduardo Alberto Arias Rojas, Comandante Br 11. Montería Córdoba.

Cr. Héctor Alexander Juzga León. Comandante BR 17. Carepa Antioquia.

TC. Juan Carlos Rubiano Rojas. Comandante Batallón de Infantería No 46 Voltigeros.

CT. Jonathan José De León Ayala. Oficial de Acción integral Br 11.

SM. Antonio Prada Ramírez . Sargento Mayor de Comando BR 11.

SP. Guillermo Andrés Vélez Hernández, Suboficial Archivo Br 11


ARTICULO ESPECIALIZADO

Silverio Herrera Caraballo

LA REACCIÓN PRENSA





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