En pleno siglo XXI cuando el mundo parece vivir en un auge tecnológico sin precedentes y se concentra en hacer de la sociedad un multiculturalismo protagónico para imponer la ciudadanía mundial vale la pena referirse a la perdida de protagonismo y concentración de poder que ha tenido la política a nivel mundial, parece haber dejado atrás los partidos políticos que defendían convicciones e ideas como base de su existencia para dar paso a los caudillismos cada vez más subjetivizados y carentes de toda de filosofía política que se plantee como forma de pensamiento y guía para la construcción de una sociedad.
Hoy cualquier persona busca realizar el ejercicio político con el mero convencimiento de creer opinar sobre la gestión pública, el poder se ha desconcentrado de grandes y sendos tecnócratas que antes manejaban con altura la cosa publica, experimentados hombres con toda una vida y formación política podían ofrecer a la sociedad visiones estructuradas de un futuro para los estados nacionales, la siempre muy débil democracia ha sido el peor de los males pues en búsqueda de igualar los derechos a todos termino por ceder el poder a personas con un profundo desconocimiento de la realidad, la política, como el mejor arte del mundo es hoy motivo de desprestigio y desdén para quienes se involucran en ella dedicando sus vidas a la mas grande obra: El pensamiento y guía de las gentes.
El panorama global tiene cada vez más componentes geopolíticos de estrategias y se enfrenta a minorías que terminan por entorpecer el desarrollo de las naciones, estos intereses son aprovechados por quienes usan estas minorías como figuras útiles para el acercamiento al poder mayor que buscan detentar, a la par de todo esto la realidad social está al garete pues la arquitectura de las políticas publicas se pierde y los ciudadanos son los mas afectado al caminar indefectiblemente por un camino de incertidumbre.
Columna de Opinión
Cristian Gacharna
Consejero Local de Juventudes Usaquen
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