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La decadencia de la Derecha Conservadora

Actualizado: 8 ene


La decadencia de la Derecha Conservadora

Entender la historia política de Colombia, especialmente en lo que respecta a la derecha, es lo que nos permite entender la decadencia que ha experimentado el país en los últimos años, distanciándose mucho de figuras destacadas en la historia de la derecha colombiana como lo fue Álvaro Gómez Hurtado, un líder que dejó una huella imborrable en la política del país y que es importante tener en cuenta en esta retrospectiva.


Álvaro Gómez Hurtado fue una figura emblemática de la derecha colombiana en el siglo XX, hijo de Laureano Gómez, exponente del conservatismo de camándula y misa de 7 de la mañana todos los domingos, Álvaro heredó una rica tradición política, creando una visión que unía dos visiones en una: La visión aristocrática y estática del Laureanismo, y su propia visión de lo que debía ser la resistencia contra la modernidad, tal como lo vio en la Francia católica y pro monarquista que se oponía a una ‘’comuna’’ francesa, tal como lo vio con el partido conservador Zentrum alemán mientras el comunismo y el nazismo se peleaban el poder en Alemania, y tal como lo vio cuando regreso al país y vio un sistema entregado al tibio Olaya Herrera, a la ‘’revolución en marcha’’ de López Pumarejo y a los cientos de eventos sociales que hacia la oligarquía liberal elogiando exiliados comunistas españoles.


Su liderazgo se caracterizó por la defensa de principios conservadores, pero también por su compromiso con la democracia y el estado de derecho, que, con su elocuencia y habilidades como orador, lo convirtieron en un líder carismático que supo conectar con las masas y ganarse la simpatía de muchos colombianos, sin embargo, a medida que avanzó el tiempo, la derecha colombiana experimentó una decadencia evidente, y todo termino con la llegada del régimen. Una de las principales razones detrás de esta decadencia fue la creciente percepción de que la derecha se había entregado al clientelismo y la corrupción, percepción para nada errada y muy vigente. A pesar de que líderes como Gómez Hurtado abogaban por la moralidad y la ética en la política, muchos de sus copartidarios, que todavía se jactan de nombrar su figura siempre que pueden, parecen haber olvidado desde hace mucho los principios fundamentales de lo que es ser de derecha, y sobre todo, ser conservador.


El clientelismo ha sido una práctica común en la política colombiana, y la derecha no ha estado exenta de esta tendencia. La entrega de favores políticos a cambio de apoyo electoral ha minado la credibilidad de la derecha y ha debilitado su capacidad para abordar los problemas más apremiantes del país, como se ha demostrado en la historia no tan lejana de la venta de los principios conservadores por ‘’platos de lentejas’’ como ocurría en el gobierno Samper, también paso por la entrega total del partido al en ese entonces candidato liberal y ‘’ex’’samperista Álvaro Uribe Vélez, luego por la unidad nacional del liberal y ‘’ex’’socialista Juan Manuel Santos, luego por el muy frágil gobierno del hijo del exministro liberal Iván Duque Escobar, Iván Duque Márquez, y finalmente, volviéndose partido de gobierno del pacto histórico, del comunista-liberal-libertador-‘’reencarnación del mesías’’ Gustavo Petro, planteándonos una duda ¿Qué tiene de conservador el partido conservador?


Es oportuno entonces mirar hacia el pasado y recordar el legado de Álvaro Gómez Hurtado. A pesar de las diferencias ideológicas que pueda haber con su enfoque político frente a otros líderes como el gran Gilberto Álzate Avendaño, Gómez Hurtado fue un líder que luchó por principios y valores en los que creía profundamente y que habían sido su vida entera, principios y valores que ningún ‘’fincho’’ ha logrado ni replicar ni respetar. Su muerte, bastante premonitoria en su frase “Ser abatido por ráfagas de ametralladora, como parecía ser mi suerte, no debía considerarse como un infortunio singular. Quizás no fuera ‘un bel morir’, como lo reclamaba Segismundo Malatesta. Pero en las actuales circunstancias del país y del mundo, una muerte así podía no ser un sacrificio inútil sino la creación de un símbolo” fue la confirmación de que no solo se estaba enfrentando a una bandera, a un color, sino a un sistema del que el partido conservador y la ‘’derecha’’, tal y como se plantea hoy en día en el país, es cómplice, y se volvió cómplice no solo por negociar con sus secuestradores y asesinos, como sucedió con ‘’fincho’’ y la entrega de las banderas conservadoras a Petro, tampoco solo por citarlo y traer su nombre al día de hoy por intereses politiqueros como hacen muchos corruptos en cuanto evento político realizan, si no por demostrar que su símbolo y lucha, como los símbolos y luchas de muchos otros líderes, eran demasiado para un partido de caciques sin tribu y de hipócritas jugando a ser rectos.


La decadencia de la derecha en Colombia es una realidad que no se puede ignorar, y no se puede detener. La entrega al clientelismo y la corrupción ha erosionado las raíces democráticas del país, y no hay salvaguarda en ningún partido que tenga al régimen a su lado, como sucede con el partido conservador. Así como, para nosotros los cristianos las enseñanzas y la promesa del retorno de Cristo nos llena de consuelo el corazón, mirar hacia atrás y recordar el legado de líderes como Álvaro Gómez Hurtado nos debe permitir encontrar inspiración para una renovación de la política colombiana, basada en la defensa de principios sólidos y en la lucha contra la corrupción, el clientelismo y por qué no, la modernidad y la postmodernidad, que tanto han dañado la política del país. Aunque a veces parezca que esta lucha solo puede llevarse a cabo desde las catacumbas de un mundo en ruinas, es allí donde el martirio de Álvaro Gómez Hurtado debe motivarnos a no solo luchar, sino a restaurar la luz en el faro moral de la sociedad.


Columna de opinión

Eduardo Caycedo

Dirigente juvenil político

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