En la Unión Europea, la dicotomía entre las izquierdas y las derechas ha llevado a la demonización de la derecha y la santificación del progresismo. En la historia y la política, a menudo surgen situaciones cíclicas. Por ejemplo, en 2016, Inglaterra sorprendentemente votó por salir de la Unión Europea, dando un giro hacia la derecha. De manera similar, la victoria de Donald Trump como presidente de los Estados Unidos también fue un resultado inesperado. Este año, los resultados de las elecciones europeas han mostrado un aumento de votos hacia la extrema derecha o la derecha en la mayoría de los países. ¿Por qué ha ocurrido esto?
Recientemente se han llevado a cabo elecciones en la Unión Europea, uno de los organismos internacionales supranacionales más grandes e importantes del mundo. Las decisiones tomadas en este organismo pueden modificar el mundo. Desde su creación, la Unión Europea ha buscado el progreso común de Europa, superando el siglo de guerras y rivalidades coloniales, y persiguiendo objetivos compartidos.
Es preocupante observar el creciente descontento de los europeos hacia sus líderes, quienes parecen desconocer sus necesidades. Sus discursos cada vez están más alejados de la realidad de los ciudadanos, centrándose en problemas geopolíticos en lugar de preocupaciones cotidianas como la inflación creciente o los conflictos que afectan directamente a la economía. La lealtad inquebrantable a Estados Unidos ha empeorado la situación económica de muchos países europeos, poniendo en riesgo la estabilidad de la alianza occidental.
Un cambio de rumbo ha impactado al continente europeo. Partidos que solían dominar en las elecciones europeas han obtenido resultados cuestionables. Tanto el Partido Popular Europeo como los Socialistas han mantenido mayorías ajustadas, lo que probablemente los obligará a hacer concesiones a los partidos de extrema derecha para mantener la legislatura a flote. Este cambio pone en duda cuestiones relevantes como la ayuda a Ucrania, lo que refleja la desconexión entre los líderes políticos y la población.
El proyecto europeo que surgió en los años 50 ha evolucionado. Inicialmente concebido para superar décadas de conflictos, actualmente parece estancado en el tiempo, sin adaptarse a las necesidades de la población. Europa se percibe como una región temerosa de su pasado, centrada en ser políticamente correcta y creando barreras contra aquellos con opiniones divergentes.
Esta falta de conexión ha llevado a un aumento de movimientos de extrema derecha en Europa. Los líderes europeos, en lugar de buscar consensos, tienden a etiquetar de extremistas a quienes discrepan en temas como inmigración, diversidad sexual o el proyecto europeo en sí, lo que ha afectado la representatividad en Europa.
Además, la rivalidad entre los países europeos ha debilitado el sentimiento de unión promovido en la Unión Europea. Países como Francia y Alemania, junto con sus líderes, a menudo exhiben un sentimiento de superioridad, enfocándose en incrementar sus ventajas económicas en detrimento de naciones como Italia, España, Grecia, Hungría y Polonia. Esta disparidad ha generado desequilibrios en las instituciones y ha erosionado el apoyo a la integración europea.
Es crucial que Europa reconfigure su proyecto y su visión geopolítica. Se requiere un enfoque autónomo que no dependa exclusivamente de Estados Unidos, además de una modernización que responda a las necesidades reales de la población. La Unión Europea debe replantearse su estructura y funcionamiento, buscando un modelo más pragmático y efectivo que aproveche las fortalezas de la integración europea.
Tanto los políticos tradicionales como los burócratas en Bruselas deben reconocer que el voto reciente no fue un castigo de la sociedad cosmopolita, sino una señal de descontento de sectores como los campesinos y pequeños empresarios. La falta de inversión en necesidades locales y la persistente oposición a partidos de extrema derecha sugieren la necesidad de un cambio de estrategia.
Europa debe redefinir su posición en el escenario global para garantizar su relevancia futura. La reconfiguración política, cultural y social es esencial para la sostenibilidad del proyecto europeo y el reencuentro con sus ciudadanos. En un mundo cada vez más interconectado y cambiante, la Unión Europea enfrenta el desafío de adaptarse a las nuevas realidades geopolíticas y sociales para seguir siendo un actor relevante en la arena internacional. La reflexión y la acción son clave para asegurar que Europa pueda afrontar los retos del siglo XXI con solidez y cohesión.
Mientras que Asia liderada por China ha llevado acabo un trabajo de reconfiguracion espectacular convirtiendose en una nacion totalmente desarrollada, Europa necesita tener claro su destino, ya que en estos momento como se ve en los resultados de las elecciones Europeas, no existe un rumbo fijo existen varios camino que tendran decididas por el conjunto de los paises Europeos para pdoer recuperar su puesto en el mundo
En Conclusion se podria decir
Descontento hacia los líderes: Existe un creciente descontento entre los europeos hacia sus líderes políticos, quienes parecen alejados de las necesidades y preocupaciones de la población. Esta desconexión puede haber contribuido al aumento de movimientos de extrema derecha en la región.
Estancamiento del proyecto europeo: A pesar de sus orígenes en la posguerra, el proyecto europeo parece estancado en el tiempo y sin la capacidad de adaptarse a las necesidades actuales de los ciudadanos. Esto ha provocado una sensación de desapego y falta de representatividad.
Fragmentación y rivalidad interna: La rivalidad económica y política entre países europeos, con naciones como Francia y Alemania destacándose sobre otras, ha generado desequilibrios y erosionado el espíritu de unión promovido por la Unión Europea.
Necesidad de reconfiguración: Resulta evidente la necesidad de una reconfiguración política, cultural y social en Europa para garantizar su relevancia y su capacidad de respuesta a los desafíos actuales. Se plantea la importancia de un enfoque autónomo y pragmático que responda a las necesidades reales de los ciudadanos europeos.
Reencuentro con los ciudadanos: Es esencial que la Unión Europea busque reconectar con sus ciudadanos, atendiendo a sus preocupaciones y necesidades, para fortalecer su legitimidad y su papel en la arena internacional
Anàlisis especializado
Dr. Jorge Luis Téllez Báez
Abogado Especialista en Derecho administrativo
Profesional en Gobierno y relaciones internacionales
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