Colombia esta urgida de un presidente serio, probo, honesto, sin vicios, con credibilidad y, sobre todo, con verdadero liderazgo. Ha llegado el momento de que este país, tantas veces traicionado por la politiquería tradicional, sea dirigido por alguien que encarne el sacrificio, el compromiso y la disciplina: un veterano de nuestras Fuerzas Armadas.
Si Gustavo Petro, con su prontuario delictivo en el M19, logró llegar a la presidencia después de su nefasto paso por la alcaldía de Bogotá, ¿por qué no podría ser posible que un militar curtido, experimentado en temas de seguridad y liderazgo, asuma las riendas del país? Colombia merece un líder que entienda la verdadera esencia del servicio a la patria, no alguien que en su ADN lleva el odio hacia la fuerza pública y la institucionalidad.
Un presidente debe amar y respetar a sus Fuerzas Armadas, valorarlas como el pilar que garantiza la estabilidad del país. No puede despreciarlas ni atacarlas. Solo por poner un ejemplo, en países como Estados Unidos, el 90% de sus presidentes ha servido a la nación en las fuerzas armadas, demostrando así su compromiso con la seguridad y el bienestar de su pueblo.
Esto no solo refleja una tradición de servicio y sacrificio, sino que hace visible el valor de sus militares ante la sociedad. En Colombia, es el momento de devolverles a nuestras Fuerzas Militares el verdadero respeto y reconocimiento que merecen. Ellos han sido los guardianes de la nación, y es tiempo de que asuman un papel más visible en la representación política ante el pueblo colombiano.
Los veteranos han sido los auténticos defensores de Colombia a lo largo de la historia. Desde la independencia, juramos ofrendar nuestras vidas por defender el ideal de libertad, justicia y orden. En cada batalla, en cada misión de paz, en cada acto de servicio, hemos demostrado nuestro compromiso con la patria, enfrentando los mayores desafíos por el bienestar de los colombianos. Sin embargo, a pesar de haber puesto el cuerpo y el alma por este país, nunca hemos tenido la oportunidad de dirigirlo, de administrar lo que hemos defendido a costa de todo.
Los políticos, a quienes se les ha confiado la dirección de Colombia, no han estado a la altura de la misión. Muchos de ellos, como Petro en la actualidad, no valoran la institucionalidad ni la importancia de las Fuerzas Armadas, porque no conocen el sacrificio y el compromiso que implica sostener y mantener a la nación en pie. Mientras los militares y policías arriesgan sus vidas, quienes gobiernan desde el resentimiento solo buscan debilitar las instituciones que nos sostienen.
Es el momento de que los colombianos entiendan que no basta con promesas vacías ni con discursos populistas. Lo que necesita el país es un líder que haya demostrado su compromiso en los momentos más difíciles, un veterano que entienda lo que realmente significa servir a la nación. No hablamos de imponer un régimen militar, sino de ejercer un liderazgo basado en el sacrificio, la disciplina y la experiencia. Colombia necesita ser administrada por aquellos que verdaderamente la aman y han sido parte de su defensa.
Nuestra oración patria es un compromiso con la libertad y la justicia. Hoy, más que nunca, los colombianos debemos hacer de ese compromiso una realidad en nuestra política. No podemos seguir confiando en quienes solo buscan el poder por el poder mismo, sin entender lo que implica sacrificarse por la patria. Es el momento de que los veteranos tomen el lugar que les corresponde en la historia, no solo como defensores, sino como administradores de la nación.
A todos los colombianos les hacemos este llamado: en las próximas elecciones, escojan con sabiduría. No caigan en la trampa de la politiquería tradicional. Es tiempo de que un veterano o miembro de la reserva de nuestras Fuerzas Armadas, alguien con verdadera experiencia y liderazgo, asuma las riendas del país. Hemos defendido la patria con nuestra sangre, y ahora estamos preparados para gobernarla con la misma dedicación y entrega.
Un verdadero presidente debe honrar y respetar a sus Fuerzas Armadas, porque ellas son el corazón de la soberanía nacional. No permitamos que quienes llevan en su ADN el odio hacia la institucionalidad continúen debilitando lo que tanto hemos construido. Así como en otros países los presidentes han demostrado su compromiso desde el servicio militar, Colombia también debe mirar hacia aquellos que, con sacrificio y amor por la patria, están preparados para liderarla. Ha llegado el momento de que los verdaderos defensores de la patria, aquellos que han sacrificado todo, tomen su lugar al frente de la nación. Por la libertad, por la justicia y por el bien común, es tiempo de un liderazgo militar comprometido, honesto y eficaz.
Opinion CT. ® EJC. Silverio José Herrera Caraballo
Sección La Ventana del Veterano y la Reserva Activa
LA REACCIÓN PRENSA
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