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EL DELFÍN, EL NIÑO CASTIGADO, EL RUSO Y EL CUADRO EN BLANCO

Actualizado: 8 ene


EL DELFÍN, EL NIÑO CASTIGADO, EL RUSO Y EL CUADRO EN BLANCO

En este país, donde impera el realismo mágico y existen historias que desafían la imaginación de los hombres, siempre es interesante observar cómo se desarrollan las elecciones. Estas determinarán quién regirá los destinos de millones de colombianos durante los próximos cuatro años. Como había prometido en anteriores columnas, no abordaré el tema electoral hasta que finalice la fiesta de la democracia, ya sea por prudencia o para realizar un análisis más completo, evitando caer en predicciones o profecías de mesías que supuestamente vendrán a salvar a las regiones o ciudades de este país.


El inicio del cuento


Para comenzar este análisis, en estas elecciones, que se caracterizan por su compleja estructura electoral, es sorprendente que, en Colombia, donde la legitimidad política es cada vez menor y alcanzar el consenso parece una tarea imposible, haya una proliferación extraordinaria de partidos políticos. Aunque algunos argumentan que esto aumenta la pluralidad, muchos de estos partidos son el resultado del mal llamado post conflicto. Lo único que ha surgido de esto es que, en la actualidad, el ciudadano común se enfrenta a una amalgama de símbolos y colores extraños en la papeleta electoral, en lugar de una simplificación que facilite el proceso de votación. Esto resulta en que muchos votos se pierdan o se cuestione su legitimidad, ya que los ciudadanos desconocen las funciones y las ideas respaldadas por estos partidos. Muchos eligen basándose en las ideas generales de los pocos partidos que conocen, en sus líderes o simplemente por favoritismos personales, perdiendo así la oportunidad de elegir a verdaderos tomadores de decisiones.


Otro fenómeno que resulta de esta multiplicidad de partidos es la fragmentación política y la creación de agrupaciones políticas basadas en personalismos en lugar de ideas para la construcción del país. Esto conduce a una mayor inestabilidad política y a gobiernos que, en muchos casos, al no tener mayorías en los órganos de elección, se ven obligados a someterse a maquinarias clientelistas o a ceder partes de su plan de gobierno para mantener cierta estabilidad. Esto da como resultado gobiernos con un poder de decisión limitado y una influencia reducida en la vida de los ciudadanos.


Abogar por la austeridad no es negativo en este contexto. La existencia de tantos partidos políticos en Colombia hace que las elecciones sean cada vez más costosas para el Estado, lo que lleva a una inversión desmesurada de dinero. En un país como Colombia, con tantas necesidades, estos recursos podrían destinarse a fines más importantes que permitieran a una pequeña élite política tener su propio partido político para otorgar avales y prebendas, ya que muchos de estos partidos funcionan como feudos en lugar de instituciones que promuevan el entendimiento.


EL DELFÍN


Como mencioné anteriormente, el mito fundacional es crucial para un país y proporciona la base para su estructura institucional y cultural. Uno de los mitos o ideas que ha perdurado en la mente de los colombianos es la pregunta de qué habría sucedido si Luis Carlos Galán hubiera sido presidente. Esta necesidad de encontrar héroes es natural en la nación y se ha transmitido de generación en generación. Constituye un deseo irrefutable de una de las generaciones más afectadas por la violencia, el narcotráfico y otros problemas que azotaron a Colombia en tiempos desafiantes. Sin embargo, predecir el futuro en la actualidad es complicado, y no sabemos si las expectativas sobre este "Delfín", el heredero de estas aspiraciones de un país mejor, se cumplirán. Aun así, es un consuelo para quienes han sufrido de manera injustificada por este país.


El Niño Castigado


Aparentemente, quien fuera el héroe de las clases populares ha perdido el apoyo de sus seguidores y ha quedado como un niño castigado sin su juguete favorito, que en este caso es la ciudad de Bogotá. Plantear la idea de que el discurso rancio de que solo existen dos escenarios posibles en la política colombiana ha quedado atrás, aunque es demasiado pronto para asegurarlo. Ambos "mesías" que controlaban sus feudos con mano de hierro han perdido protagonismo por diferentes razones: uno debido al paso del tiempo y a nuevas ambiciones, y el otro debido a los nuevos liderazgos que han surgido dentro de su feudo. Esto ha resultado en la pérdida de poder de este "Niño Castigado", que no supo mantener la victoria obtenida hace poco. Como la vida es caprichosa, el que una vez fue aclamado hoy no ha podido retener su poder en la mayoría de los lugares, incluida su joya más preciada, Bogotá. Su candidato en estas elecciones ha quedado en tercer lugar, y sus abanderados han perdido predominancia en el Consejo. Esto ha permitido que surjan otros proyectos alternativos que, aunque no tocan los extremos, han ganado relevancia. La prepotencia y la altanería suelen ser castigadas, y al parecer, los males que antes se atribuían a otros ahora son achacados por los propios ciudadanos a este líder. Gobernar con inoperancia y sin ser humilde ante el fracaso ha dado lugar a un voto de castigo al presidente de Colombia, a quien hoy se le conoce como el "Niño Castigado".


El Ruso

Otra sorpresa de estas elecciones es la elección del señor a quien llamaremos "el Ruso" en esta reflexión. Representa una luz de esperanza para los proyectos independientes y demuestra que la legitimación de una causa justa es posible. Este candidato carece del apoyo de las maquinarias políticas tradicionales, no cuenta con grandes presupuestos y se apoya en discursos basados en ideas. Estos elementos lo llevaron a una hazaña que en el país del realismo mágico parecía imposible. A pesar de que tiene pocos aliados, este individuo, que proviene de tierras lejanas, no debería sentirse extraño al contar con un número reducido de seguidores.


El cuadro en Blanco


Para concluir esta reflexión, el voto en blanco sigue siendo un fiel acompañante en estas elecciones. Su porcentaje cada vez es mayor. Esto plantea la pregunta de si a la gente le interesa realmente la democracia o si ha perdido la fe en ella debido a la falta de representación en Colombia. En cualquier caso, es un tema que merece ser analizado, ya que el voto en blanco está alcanzando niveles sin precedentes debido a la creciente desilusión en el proceso electoral.


Para concluir el cuento haremos un breve resumen de nuestros personajes


La figura del "Delfín" representa la esperanza de un país mejor, basada en un mito fundacional que ha perdurado a lo largo de las generaciones. Sin embargo, predecir el futuro es complicado, y la actual incertidumbre política hace que cualquier predicción sea arriesgada. El "Niño Castigado" ha visto cómo su popularidad disminuye, y la prepotencia y la falta de humildad ante el fracaso han llevado a un voto de castigo. La pérdida de poder de líderes una vez aclamados refleja la volatilidad de la política colombiana. Finalmente, el surgimiento del "Ruso" representa la esperanza de que candidatos independientes basados en ideas puedan ganar legitimidad y desafiar a las maquinarias políticas tradicionales. El voto en blanco, en constante aumento, plantea interrogantes sobre la salud de la democracia y la representación en Colombia. Está claro que la población se encuentra en un momento de reflexión y cuestionamiento del sistema político.


La tarea para lector audaz es saber cuál es cada uno y llegar a una conclusión sobre el día domingo 29 de octubre del 2023.


Columa de Opinión

Jorge Luis Téllez Báez

Abogado Especialista en Derecho administrativo

Profesional en Gobierno y relaciones internacionales

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