“¡Hay harina solo para tres o cuatro días!”. Fueron las palabras del presidente Salvador Allende ante la crisis económica que estaba viviendo. Muchos en latinoamérica tienen plasmado en su memoria el 11 de septiembre de 1973, día en que las fuerzas armadas de Chile tomaron la Casa de la Moneda, residencia del presidente marxista Salvador Allende. Todos los años se habla de los hechos posteriores al régimen militar instalado por Pinochet, pero muy pocos, por no decir casi nadie, se atreven a cuestionar lo que sucedió durante los mil días que duró el nefasto gobierno de extrema izquierda de la unidad popular en cabeza de Allende.
Previo a las elecciones presidenciales
Como lo expresa el profesor Doctor en Derecho Mario Correa Bascuñán, en Chile se encontraba vigente la Constitución de 1925, que establecía que el Congreso Pleno debía proclamar Presidente de la República a quien hubiese obtenido la mayoría absoluta en las elecciones presidenciales; pero si no había tal mayoría entonces, se elegía entre los candidatos que hubieran obtenido las dos más altas votaciones..
Las elecciones presidenciales del 04 de septiembre de 1970, arrojaron un resultado primario para Salvador Allende con un 36,6% de la Unidad Popular, seguido de Jorge Alessandri con el 34,9% de Independientes, con una diferencia de tan sólo 39.000 votos entre sí y en tercer lugar para Radomiro Tomic con el 27,8% de la Democracia Cristiana. Dicho lo anterior el Congreso debió tomar una decisión ya que ningún candidato sacó la mayoría absoluta, por lo tanto al final del ajedrez político, es Tomic del partido de la Democracia Cristiana que termina apoyando Allende, bajo la condición de una reforma constitucional y un Estatuto de Garantías Democráticas.
Los partidos que conformaron la Unidad Popular de tan variados sectores de la izquierda, termina siendo más un frankenstein de la política que un verdadero acuerdo organizado. Socialistas, comunistas, radicales, socialdemócratas, izquierda cristiana, etc… Todos convergieron en una apuesta común, el establecimiento de un Estado Socialista o marxista. Un aspecto a resaltar, es que a pesar de que se hablaba de un socialismo por las vías democráticas, no es menos cierto, que todos los líderes de izquierda, incluyendo el propio Allende, defendían con ahínco la revolución violenta de las masas populares, incluso él mismo Salvador posó orgulloso con su fusil AKMS regalado por el dictador cubano Fidel Castro.
Primeras medidas gubernamentales de Allende
La reforma constitucional que se negoció, incluyó la nacionalización del cobre en Chuquicamata, El Salvador y El Teniente, así como también la estatización de empresas estratégicas de amplios sectores de la economía chilena. La resistencia fue muy amplia, sobre todo en el Congreso, a pesar de Allende haber ganado la presidencia, no tenía unas mayorías definidas, lo que convertía sus reformas en baja probabilidad de éxito. Así que como metodología rastrera, se utilizaron los vacíos legales para fomentar vía decreto presidencial la subrogación de leyes no aprobadas por el parlamento.
Como todo gobierno socialista, el marxista Allende se empeñó en socavar los derechos de propiedad privada como paso fundamental a la dominación total del poder dentro de sus siniestros objetivos para Chile. De esta manera durante el año 1970 hubo un decreto requisitorio; en 1971, 60 decretos; en 1972, 113 decretos y en 1973, 219 decretos (hasta el 11 de septiembre), para un total de 393 decretos requisitorios durante el gobierno de Allende, es decir se buscó la limitación de lo derechos de propiedad a toda costa.
Dentro de la ignorancia más atenuante en materia económica, la política de Allende en cabeza de su ministro Pedro Vuskovic se basó en la expansión del gasto público, la demanda agregada y los supuestos recursos ociosos es decir factores productivos en desuso, toda esta nefasta creencia, hizo que se distribuye la riqueza a los grupos poblacionales más vulnerables, con aumento indiscriminado en los salarios y poco a poco se empezó a controlar los precios supuestamente para aumentar el consumo que permitiera crecer la economía. El plan Vuskovic es quizás el peor desastre en materia macroeconómica que ha tenido Chile, pretender o aspirar que los déficits fiscales no generaría inflación.
Lo anterior conllevo a la obsesión por el control de precios que tanto les gusta a los socialistas marxistas, así es como se crean de las temidas JAP (Juntas de Abastecimiento y Precios) que lo único que lograron fueron la escasez total de productos básicos en toda Chile. Tuvieron como tarea la fiscalización del racionamiento en toda la población pero siempre favoreciendo a quienes fueran amigos de la revolución socialista en marcha, dando así mayores poderes al gobierno de la Unidad Popular.
Como lo señala el profesor Julio Alvear Tellez, la DIRINCO (DIrección de Industria y Comercio) contó con gravitantes atribuciones, como requisar y vender por cuenta de sus dueños artículos de primera necesidad que se consideren acaparados u ocultados (art. 43 del decreto 1379), establecer almacenes reguladores (art. 45), obligar a productores a realizar ventas directas a las cooperativas o centrales de compra (art. 47), etc. Las sanciones aplicables son multas (art. 49) e incluso la clausura (art. 52). Se incluyen figuras de delito económico con penas de presidio (art. 53, 62, 63 y 67), entre otras graves conductas.
Por otro lado, la agresiva reforma agraria, expropió más de 4.400 predios agrícolas que sumaban aproximadamente seis (6) millones de hectáreas de tierra, logrando que el 75% de la producción de agricultura cayera en manos de los Centros de Reforma Agraria, organismos locales todopoderosos de gestión, agitación y propaganda del socialista Allende. Este proceso de profunda estatización tuvo como consecuencia que durante el periodo marxista de la unidad popular al final de 1973, la producción fuera más del 80% en manos de un Estado que día a día se hacía más ineficiente.
Consecuencias de la política económica y social de Allende
Tan solo en mayo de 1971 se comenzaba a producir desabastecimiento en toda Chile, con base a ello el mercado negro empezo a expadirse debido a la falta de los bienes mas basicos para la minima subsistencia, asi como de someter a toda la poblacion a una tarjeta de las JAP para adquirir alimentos que no estaban en el mercado. El sometimiento profundo de una crisis, que quizás pueda entenderse hoy en día, como una crisis causada, logró que la dignidad del pueblo chileno quedará en manos de los Comandos Comunales de la Unidad Popular.
La emisión descontrolada de dinero por parte del banco central generando no solo déficit fiscal sino también una grave inflación superior al 700% en 1973, hizo que la vida en chile fuera de una condiciones de extrema pobreza, miseria y hambre en todo el territorio nacional. Ese mismo año hubo un paro general de trabajadores de todos los sectores productivos llegando a más del millón de personas que no resistieron vivir en semejante condiciones inhumanas.
Se dio un especial énfasis en la redistribución del patrimonio o la riqueza, expropiando no solo tierras agrícolas, ni empresas privadas sino también se intentó instaurar los tribunales populares o vecinales en que los jueces serian personas iletradas que fueran elegidos por organizaciones locales alienadas a la directriz del gobierno nacional.
En fin como podemos observar en apenas tres años el “paraiso” socialista marxista de Allende se convirtió en un completo infierno para un país que a pesar de sus crisis mantenía cordura institucional y preservación de las finanzas públicas. Lo que sucedió después, ya todos lo conocemos, el golpe de Estado de Pinochet pone fin a esta barbarie y abre un nuevo capítulo en la historia de Chile.
Este artículo especial de análisis político no pretende justificar la actuación de Pinochet ni tampoco está de acuerdo con los políticas luego implantadas por los llamados “Chicago Boys”, sino más bien busca concientizar a las personas de lo desastrosas que fueron las decisiones tomadas por el marxista Salvador Allende en relación a su gobierno de miseria, hambre y deshonra para Chile. Es un hecho histórico que nos permite recordar hasta dónde pueden llegar las ideas de izquierda al frente de un país estable, NO repitamos la historia, aprendamos de ella y tendremos mejor cordura para las futuras generaciones.
Columna especial
WILLIAM ROJAS
Analista Político y de Prensa
Director de La Reacción Prensa
Estudios en Filosofía, UNAD.
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