Hoy en este deambular por el territorio nacional en búsqueda de historias con que alimentar "la ventana del veterano y la reserva activa", me encontré con un buen amigo que hace muchos años no veía, no somos contemporáneos, lo conocí de niño.
Gustavo Matamoros Galvis, un personaje a quien la vida le truncó el camino de hacer parte de la sexta generación de una familia de tradición militar, pero aun así hoy por hoy, es un gran profesional, hijo ejemplar y un gran patriota. Es por ello, que hoy, desde la ventana en Historias de héroes que dejan huella cuando celebramos el día del veterano, Gustavo Matamoros Galvis, le enviará a su padre el Señor General ® Gustavo Matamoros Camacho, algo que sale desde su corazón, para quien ha sido un gran militar, que ha dejado una huella indeleble en todo el ejército nacional y en especial en sus familiares .
Los invito a leer, comentar y compartir carta un padre veterano. Recuerden que sus opiniones nos hacen mejorar cada día, sean ustedes bienvenidos.
PARA UN COMANDANTE MILITAR, ESPOSO, PADRE. EJEMPLO DE VIRTUDES.
Para el Comandante de comandantes, al General de Generales, en su quinta generación, Para nuestro más grande héroe de la patria, de parte de tus hijos Gustavo, Viviana, Camila.
Mi querido papá, mi norte, mi maestro, mi amigo, mi mayor ejemplo.
Hoy, te escribiré unos cortos párrafos que quizás nunca te los hubiese podido decir de viva voz, salen desde lo más profundo de mi corazón, porque aparte de ser ese gran militar eres un gran papa. Desde mi nacimiento siempre he tenido el mejor ejemplo, los principios y valores que debo seguir para ser un ser humano ejemplar en la sociedad. Todo empezó desde que tengo memoria que me permite recordar el gran legado que dejaron mi bisabuelo General Gustavo Matamoros León, mi abuelo Gustavo Matamoros D´costa y tú. Una mañana cuando te acompañaba a las fuerzas especiales a tu trabajo me llevaste a la estatua de mi abuelo para que yo sintiera ese orgullo y tuviera esa admiración que tú y todos tienen acerca de él. Mientras tu mirabas a tu Norte, yo miraba al mío, oyendo atentamente las cualidades que los han hecho el legado más especial en las Fuerzas Militares.
Desde ese día añore y me prometí que yo también sería militar. Una de tus grandes enseñanzas era que mi esposa tenía que ser una mujer digna, una mujer que supiera el sacrificio de ser madre soltera y ser ese bastión del hogar, todo esto porque por tu labor incansable ella tendría que ser papa y mama a la misma vez, y que con esta tranquilidad me ayudaría a poder concentrarme en mi ejercito y mi país. Me contaste como tu lo tenias en mi mama y que gracias a todos estos sacrificios de ella tú habías podido dedicarte a trabajar por tu país. Nos enseñaste el amor por el Ejército, por el honor, por la gloria, por los soldados y por la caballería. Tu énfasis principal era en la honestidad, el liderazgo y el amor por cualquier tarea que desarrolláremos sin importar los obstáculos que se nos presentaron.
Durante 17 años escuché y leí muchas cosas de las hazañas y del gran legado que dejó quien fue tu Norte, mientras tú fortaleces tu carrera y creabas ese legado para tus subalternos, pero sobre todo para nosotros tus hijos. Mientras tú seguías dejando legado, me llegó el turno a mí, era algo que venía en mi sangre de Matamoros. Me acababa de graduar del Colegio y mientras vivíamos unas de las épocas más violentas en el país, durante el gobierno del presidente Uribe y todos mis compañeros de colegio celebraban que se irían a seguir con sus estudios en diferentes ciudades de Colombia y países del mundo, yo estaba decidido de seguir ese legado que desde ese día que tenía 3 años había decidido seguir. Entrar al glorioso EJÉRCITO DE COLOMBIA.
Cuando te conté que me había presentado para entrar y continuar con nuestro legado (4 gustavo) me acuerdo de que me sentaste y me dijiste que no tenía que ser militar que si yo quería estudiar otra cosa que lo hiciera pero que lo que hiciera fuera el mejor y sobre todo que fuera un profesional integro. Pero que, si entraba al ejército yo solo tenia que forjar mi camino, que, así como mi abuelo nunca intercedió en su carrera yo contaba contigo como padre, pero no como militar. Y así fue el 05 de Julio del 2005 junto a 650 jóvenes ingresé a la Escuela Militar José María Córdova. Queriendo forjar mi camino, y seguir con ese legado que tú habías dejado.
El primer mes fue quizás el mes más duro pero el mes con más enseñanzas en mi vida. El más duro porque me tocaba voltear el doble que mis compañeros para mostrarles todas las enseñanzas y el gran ejemplo que tú me habías dado toda mi vida, cuando mis cursos se dieron cuenta que era uno más, ese día me volví un cadete más con ellos. Me enseñaron el significado de lanza, lo que significa ser compañeros, en el cual se forjaron amistades que me han durado más de 20 años. Yo estaba feliz, me sentía realizado, ya que estaba cumpliendo mi sueño más anhelado, ya no solo ser hijo de un militar, ahora sería yo uno de ellos. Esto se había convertido para mí en el deseo más grande, sincero y profundo.
Todas esas noches de guardia, en terreno y en campaña me demostraba a mí mismo que la milicia era lo mío, y que ese gran amor por mi ejército seguirá fortaleciéndose cada vez más. Pero también aprendí a ver y vivir ese gran sacrificio que todos mis compañeros y superiores tienen que vivir para cumplir ese sueño y poder construir su historia. Y al poco tiempo me di cuenta de que todos teníamos algo en común: nuestro amor por nuestro ejército y por nuestra patria.
Ahora. 18 años después de esto, empiezas una nueva gesta que me indica y confirma que no me equivoque al verte y tomarte como mi norte. Empiezas la tarea de tratar de unir a toda la reserva, todas estas personas que en algún momento se enamoraron como yo del Ejercito, Fuerzas militares y Policía. Nos invitas a unirnos para irnos a otra guerra. Una guerra donde no nos mataran, pero donde tenemos de pronto la operación más importante y difícil, “Salvar la patria”, como reza en el lema de nuestra amada Caballería Unir la reserva para poder representar los intereses de los héroes que alguna vez estuvimos en una entidad castrense y por todos que siguen allá peleando por esa anhelada paz en nuestra amada Colombia.
Se de antemano que los lanceros, comandos, paracaidistas que en actividad te siguieron, guiados por el ejemplo que les diste, hoy lo volverán a hacer nuevamente Así como muchos mas yo estoy convencido que tú eres esa lanza mía, con el que me iré a esta dura guerra, pero una batalla, que de ganar, lograremos lo que nunca se ha logrado en nuestra patria.
Gracias por estos años de enseñanzas, y ejemplo que me prepararon de la mejor forma para afrontar las batallas de la vida, y me forjaron el carácter para este nuevo camino que comienza. Y que estoy seguro que muchos de estos héroes al ver de quien viene nos acompañaran.
Con amor, y respeto tu hijo, Gustavo Matamoros Galvis.
Con lo anterior podemos demostrar que los militares también sentimos, sufrimos, gozamos y también lloramos, hemos leído como un hijo le dice a su padre, que, aunque no pudo continuar con la tradición de ser Militar, tradición que la familia Matamoros seguía desde cinco generaciones anteriores, aún así le dice que lo ama de manera inconmensurable, y que será siempre su ejemplo a seguir, así de esta manera Gustavo Matamoros Galvis, hoy, sin portar el uniforme, ha hecho todo por continuar el legado familiar entre la honestidad y el profesionalismo, con un corazón de Militar, con un sentimiento de Patriotismo.
Gracias Gustavo por hacernos partícipes de este gran orgullo y admiración que sientes por tu padre, porque no pudiste ser un militar en todo el sentido de la palabra, pero doy Fe que eres un hijo ejemplar, hermano y siempre llevaras en tu corazón nuestro lema, Patria, Honor, Lealtad.
A todos los Veteranos de Colombia, muchas felicidades en su día. Fuerte abrazo y mil bendiciones.
Articulo especializado
Dr. Silverio Herrera Caraballo
La Ventana del Veterano y la Reserva Activa
LA REACCION PRENSA.
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