En el marco de los retos globales en materia de sostenibilidad, Colombia se posiciona como un actor clave al albergar recientemente la COP16, un evento que reunió a líderes mundiales, expertos y tomadores de decisión para discutir acciones urgentes contra el cambio climático. Este evento, centrado en la transición energética y la reducción de emisiones en sectores estratégicos, coincidió con Colombia 4.0, un espacio que destacó las posibilidades de la tecnología para transformar sectores tradicionales como la agricultura. De este cruce de agendas, surge una oportunidad para repensar el agro colombiano como impulsor de la economía nacional y como aliado en la lucha contra la crisis climática.
Según el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), el sector agrícola creció un 8% durante el primer semestre de 2024, en comparación con su representación en el PIB nacional para el año 2023, y genera empleo para cerca del 18% de la población activa. Sin embargo, enfrenta desafíos significativos: la degradación de los suelos afecta al 40% de las tierras agrícolas productivas, mientras que las sequías, intensificadas por el cambio climático, han causado pérdidas anuales de hasta 800,000 millones de pesos.
Ante esta realidad, los avances tecnológicos presentados en Colombia 4.0, como sistemas de monitoreo mediante drones, agricultura de precisión e inteligencia artificial, abren una ventana para revolucionar la productividad agrícola y, al mismo tiempo, reducir el impacto ambiental. Estas herramientas, agrupadas bajo el concepto de AgroTech, tienen el potencial de optimizar recursos, disminuir emisiones de carbono y promover la sostenibilidad, incluso para pequeños productores que llevan décadas manejando sus procesos de la misma forma y enfrentan limitaciones para adoptar cambios.
Por ejemplo, los drones y sensores pueden ayudar a reducir hasta un 30% el consumo de fertilizantes y un 50% el uso de agua, al aplicar insumos de manera más precisa y focalizada. Esto resulta tangible y accesible para agricultores tradicionales, quienes podrán monitorear sus cultivos en tiempo real con herramientas sencillas de capacitación. Asimismo, los sistemas de riego alimentados por energía solar pueden disminuir en un 40% los costos energéticos, un cambio que puede ser gestionado incluso por campesinos con recursos limitados.
Además, plataformas digitales de manejo de datos pueden aumentar los ingresos de los pequeños agricultores entre un 20% y un 25%, al facilitar decisiones de siembra, cosecha y comercialización, haciendo accesible la tecnología desde sus celulares. Un caso destacado es el de los productores de arroz en los Llanos Orientales, quienes han incrementado su productividad en un 15% al incorporar drones para analizar cultivos. Este tipo de iniciativas, apoyadas por programas de fomento tecnológico, demuestran que el AgroTech no es exclusivo de grandes agroindustrias, sino que puede ser un motor de transformación para las comunidades rurales.
Ahora bien, el departamento del Tolima, tercer mayor productor de arroz en el país y destacado por su café, representa un territorio clave para aplicar soluciones de AgroTech. Con más de 500,000 hectáreas de extensión agrícola, enfrenta retos como la variabilidad climática, que afecta en promedio el 20% de los rendimientos anuales de los cultivos.
En municipios como Dolores y sus veredas, donde la agricultura y la ganadería son pilares de la economía, las tecnologías sostenibles pueden marcar una diferencia tangible. Por ejemplo, implementar sistemas de riego inteligente con sensores de humedad puede optimizar el uso del agua, reduciendo el desperdicio en un 35%. Además, la instalación de paneles solares en fincas ganaderas podría disminuir la huella de carbono del sector en un 25%, generando ahorros significativos a largo plazo.
Otra oportunidad clave sería el uso de herramientas digitales que permitan prever fenómenos climáticos extremos. Estas plataformas pueden proporcionar alertas a los agricultores sobre riesgos de heladas, sequías o lluvias intensas, dándoles tiempo para proteger sus cultivos. Esto podría reducir las pérdidas económicas por desastres en al menos un 20%. Además, la producción sostenible de café, utilizando biofertilizantes y el monitoreo de plagas mediante sensores, permitiría a los caficultores de Dolores mejorar tanto la calidad como el precio de su producto en mercados internacionales.
El éxito del AgroTech en los municipios de la Colombia rural, mejoraría las condiciones de vida de los agricultores locales, y podría convertirse en un modelo replicable en otras regiones de Colombia y América Latina. De acuerdo con la FAO, cada dólar invertido en tecnologías agrícolas sostenibles genera un retorno de entre 2 y 3 dólares, lo que resalta el impacto económico positivo de estas iniciativas. Sin embargo, el 30% de los pequeños agricultores en Colombia aún no tiene acceso a herramientas tecnológicas, una brecha que el gobierno debe cerrar con incentivos fiscales, programas de capacitación en zonas rurales y alianzas con startups tecnológicas.
La lucha contra el cambio climático no se libra solamente en conferencias internacionales como la COP16; se construye desde los territorios, desde las manos de los agricultores que cuidan la tierra día a día. AgroTech es más que una tendencia, es una solución tangible para transformar la realidad del campo colombiano, asegurando su sostenibilidad y competitividad en un mundo cada vez más exigente. Colombia tiene una oportunidad única de liderar una revolución agrícola verde. La tecnología está ahí, las oportunidades también. Ahora, todo depende de la voluntad de hacerlas realidad.
¿Nos atreveremos a combinar tradición y tecnología para sembrar no solo cultivos, sino también esperanza en un futuro más sostenible?
Columna de Opinión
Sebastian E. Caicedo Gonzalez
LA REACCIÓN PRENSA
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