El 24 de julio de 1823, en el Lago de Maracaibo, territorio marítimo de nuestro hermano país Venezuela, se llevó a cabo la última gran batalla naval que selló las confrontaciones independentistas hispanoamericanas, cimentando de esta forma la victoria de las fuerzas patriotas en Sudamérica.
Esta batalla cobró la vida de cientos de criollos, que con sus sacrificios nos dejaron un ejemplo valioso de honor para las futuras generaciones de marinos, desde ese día hasta la fecha. Es por ello, y haciendo remembranza a ese día, las tropas americanas lograron la victoria definitiva y nuestra Armada Nacional de Colombia su fundación.
El protagonista de esta épica batalla naval fue el Almirante José Prudencio Padilla López. La existencia de Padilla parece arrancada de una leyenda. Hombre de honor y lealtad; de personalidad descollante, generosa y sociable. Esto nos hace ver un pasado glorioso, iniciando el despertar de una conciencia marítima nacional, al estudiar la vida y hechos del insigne fundador de la Armada Nacional Colombiana.
El Almirante Padilla nació el 19 de marzo de 1778 en Camarones (Guajira). Llevó una vida de marino, y en ella se formó hasta llegar a ser conocido en nuestra historia con el título de “Almirante”. Desde los 14 años fue Mozo de Cámara en la Marina Española del Nuevo Reino. Como tal, combatió en Trafalgar el 22 de octubre de 1805; cayó prisionero de los ingleses, hasta que, celebrada la paz, volvió a España en 1808.
Con destino de Contramaestre del Arsenal del Apostadero de Cartagena, regresó por ese tiempo a su patria y fue uno de los que el 11 de noviembre de 1811 pidieron al Gobierno del Estado la independencia absoluta de la metrópoli. En 1814 apresó una corbeta realista y cayeron en su poder 16 prisioneros; por esa acción, el Gobierno de Cartagena lo nombró Alférez de Fragata.
En 1815 defendió a Cartagena; después emigró a Jamaica, se incorporó a la expedición de los Cayos en 1816 y luego se distinguió en Venezuela al lado de Brión. Combatió junto a Montilla en la campaña de Riohacha, por lo cual su anciano padre fue aprehendido y enviado por el Gobierno Español a Cartagena, donde estuvo preso hasta 1820.
Contribuyó a que la República se apodera de Sabanilla, y bajo las órdenes del mismo Montilla hizo tremolar por primera vez el pabellón tricolor en Santa Marta; en Lorica derrotó al realista José Candamo. También pacificó las provincias de Cartagena, Santa Marta y Riohacha.
Don Tomás Morales, jefe realista de Venezuela, era dueño de Maracaibo y de todo el lago. Padilla, ya con grado de coronel, lo bloqueó con una escuadrilla compuesta de la Corbeta Constitucional y de los Bergantines Bolívar, Marte e Independencia, de las Goletas Espartana, Atrevida y de tres Flecheros.
De acuerdo con el coronel Manuel Manique, determina dar un golpe de mano a la ciudad de Maracaibo, y ambos se dirigen allá el 16 de junio. Después del reñido combate, los Patriotas se apoderaron de Maracaibo. El 24 de julio consiguió la victoria completa sobre la escuadrilla realista en la Punta de Palma. Este triunfo causó gran júbilo en toda Colombia, pues anunciaba el próximo fin de la guerra de la independencia en Venezuela. El Congreso de la República decretó para la tropa, oficiales y jefes un escudo de honor y ascensos para muchos de estos últimos, declarándose “Beneméritos de la Patria”.
En 1828 aparece el nombre de Padilla en el pronunciamiento de Cartagena para sostener la Convención de Ocaña. El General Montilla le hizo aprehender en su casa y seis horas después lo envió preso a Bogotá. Al poco tiempo estalló la conspiración de septiembre, los conjurados pusieron en libertad a Padilla, quien a consecuencia de ese hecho fue juzgado y condenado a sufrir la última pena. Cumpliendo la sentencia el 2 de octubre de 1828.
El Almirante José Prudencio ANIPadilla dejó un legado muy alto para todos los marinos de Colombia; por ello es conocido como el máximo héroe naval del país en todos los tiempos.
El Almirante Padilla vivió a lo largo de sus años, las mejores y más épicas jornadas navales, y para él las banderas no se arriaron sino en la quietud solemne que seguía a todas las victorias. Aprendió en los galeones españoles el arte de la guerra que dio a la península aquel ingente poderío y el imperio donde siempre el sol alumbraba a los laureles del escudo Real.
Presente en la batalla naval de Trafalgar, tuvo el bautizo de fuego en el colosal encuentro que cimentó el poder británico sobre el grandioso pedestal del sacrificio de Nelson. Organizador naval de las primeras operaciones del mar Caribe, de las del río Magdalena, de la red fluvial de Guyana venezolana y de la cuenca del caudaloso Orinoco. Primero, al mando del Capitán de Navío Juan Nepomuceno Eslava, comandante de la incipiente Marina Nacional (1811-1815); luego en los ciento sesenta días del sitio de Cartagena, y posteriormente en Haití acompañado de Simón Bolívar en la expedición libertadora de 1816 que desembarcó en Ocumare
Pocos días antes de verificarse el cerco de 1815 por Morillo, Padilla capturó en el Golfo de Morrosquillo la Fragata "Neptuno", que había zarpado de España el 9 de marzo de 1815. Por este hecho, la junta suprema de Cartagena lo ascendió a Alférez de Fragata.
El héroe riohachero ha entrado en la leyenda de las acciones navales. En 1820, ya como Capitán de Navío, comandó de segundo, junto con el Almirante Brión, la campaña del Atlántico.
¡Maracaibo! El 24 de julio de 1823 tiene especial significado porque recuerda la máxima batalla naval librada en aguas americanas y marca el pináculo de la gloria del Almirante y la liberación de medio continente.
Padilla, ese día, derrotaba a la Real Marina Española comandada por el segundo jefe de las Fuerzas Navales peninsulares en el Caribe, Contralmirante Don Ángel Laborde. Llegó el día en que se tendió un negro manto; ante los ojos de Padilla se ven pasar la injusticia de una culpa lanzada por sus compañeros. No supo defenderse porque desconocía la lisonja y la intriga.
A las once y media de la mañana del funesto 2 de octubre de 1828, Padilla fue fusilado en la Plaza de la Constitución (hoy Plaza de Bolívar), pero esa misma frente castigada por la infamia de sus antiguos compañeros de armas, se alza hoy reivindicada por un juicio de edades y muestra a la posteridad cómo se cometió un crimen de Estado.
La Convención de la Nueva Granada en noviembre de 1831 rehabilitó su memoria a nombre del pueblo colombiano. El Almirante José Prudencia Padilla, dejó un legado muy alto para todos los Marinos de Colombia, por ello es conocido como el máximo héroe Naval del país en todos los tiempos. Hoy por hoy nuestra armada nacional colombiana garantiza la seguridad y la tranquilidad en los mares y ríos de Colombia, protegiendo con honor y sacrificio el azul de la bandera.
Agradecimientos: Armada Nacional Colombiana. TC. CIM. Juan Carlos Morales García, Oficial de Operaciones. Primera Brigada de Infantería de Marina. Corozal Sucre 24 de Julio del 2024.
ARTÍCULO ESPECIALIZADO
Por Silverio José Herrera Caraballo,
Abogado, Asesor, consultor en seguridad, convivencia ciudadana y orden público.
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